jueves, 12 de abril de 2012

Etapa 33 (149) Playa Almayate-Nerja

Etapa 33 (149) 21 de julio de 2008, lunes.
Playa Almayate-Torre del Mar-Algarrobo (playa)-Lagos-Torrox (costa)-Torrox (bus)-Torrox (costa)-Nerja.


Me despierto hacia las 6:30 h. No he visto, ni veré el asentamiento fenicio. Ni tan siquiera pregunto por él.

Tras unos meses sin escribir ni una sola línea, retomo mi relato en Málaga, cuatro años después de los hechos narrados, con nuevas historias para contar, que se me van acumulando, como fueron las de 2009-2010, año este último en que finalicé la vuelta a la península por la costa; 2011, en que caminé por la costa balear; y este pasado verano de 2012 con mi caminada por la costa atlántica y más occidental francesa, hasta Saint Brieuc, en Bretaña; punto desde el que pretendo partir en verano de 2013, para culminar las costas de Bretaña, Normandía, Picardía y Norte; y ¿por qué no? Bélgica. 
Pero volvamos al sur hispano.

Me despierto hacia las 6:30, pero me hago el remolón hasta las 7:15 h. Aunque el sol tarda en salir, me doy un baño. Un hombre pasa por la orilla; viene de los cañaverales. Otro, lejano, hacia levante, pesca. El piso no es grato, pues en el fondo de la orilla hay piedras que me hacen daño en los pies, por lo que no me tiro de cabeza y me limito a refrescarme con la ola recién rota que llega con fuerza. Voy a la ducha y me paseo para secarme al aire, pues el sol se resiste a aparecer. Acabaré secándome con la toalla, aunque no me gusta guardarla en la mochila húmeda, pensando en que ya tendré ocasión de secarla en alguna playa a lo largo del día. Una vez vestido, un hombre sale del camping. Va sólo con camiseta y camina por la orilla, hacia levante, con auriculares y oyendo, probablemente, música. Me saluda al pasar. Organizo mi equipaje, bebo un trago del agua que me regalaron ayer y hago transvase del resto a mi botella, para dejar el envase ya vacío en la basura y no tener que acarrearlo. Para las 8:15 h ya estoy en marcha por la playa y llego a la desembocadura de un río muerto antes de llegar al mar; probablemente, su agua filtrará por debajo de la arena. La playa que encuentro a continuación, parece un basurero.

Torre del Mar (Vélez-Málaga). Dos franceses en El Galeón. 
De Juan a Pedro…
Me dirijo a Torre del Mar, pero cojo un camino erróneo. Grito a uno que va por otro camino y, con sus indicaciones y cruzando un patatal, con la mata ya muerta,  paso al suyo, que es el correcto. Pronto entraré en el pueblo y fotografío el faro con el sol, que ya ha salido, detrás. Pregunto por un bar para desayunar y me orientan hacia la carretera general; me resisto a ello y encuentro El Galeón que, como acaban de abrir, todavía no tienen tostadas y, como alternativa, me ofrecen tres tortas de algarrobo que, junto a un tubo, me resultará un desayuno algo caro (5 €). A mi lado se sienta un francés, enamorado de la zona, y me recomienda Cómpeta, además de Frigiliana, joya de la Axarquía, a la que ya pensaba revisitar. Iré a Turismo para que me orienten cómo llegar a Cómpeta, ya que a Frigiliana iré desde Nerja, aunque casi seguro que lo haré en autobús, puesto que ambos pueblos son de interior y están en la misma carretera, según mi mapa. Se acerca otro francés; si uno se llama Jean, el otro se llama Pierre y les hablo del dicho español “de Juan a Pedro” con el significado de que hay poca diferencia entre los seres humanos y que también es aplicable a algunas cosas.


Desde El Galeón, saco foto del antiguo faro que, ahora, con tanta construcción a orilla de playa, ha quedado en el interior del pueblo. Tengo el móvil cargando mientras he desayunado y escribo; cago, cojo agua, y me voy hacia la Tenencia de Alcaldía para que me echen el sello de paso por el lugar, y así me entero de que Torre del Mar pertenece al Ayuntamiento de Vélez-Málaga. Al salir hacia información, observo que muchas casas están abiertas de par en par, lo que da una sensación de confianza. Un niño pequeño se acerca a una niña y le oigo: “Mónica quié jugá”, me resulta grata la forma de preguntar, aunque no me espero a escuchar la respuesta de la niña; ¿cuál será el juego al que el niño le invita? 
 


Ya con el sello en mi credencial particular, salgo al paseo marítimo y pregunto si la siguiente aglomeración urbana que veo a lo lejos es Torrox y me responden que no, que se trata de la costa correspondiente a Algarrobo.

Pilar pasa sus vacaciones con su hija en Algarrobo-costa.
Mientras leo un folleto sobre la Axarquía, una chica me adelanta; va escuchando música con sus auriculares. Al acabar de leer el folleto, observo que la chica que va delante va a buen paso, pero ella va por el lado derecho, controlando mejor los coches que vienen de frente por la carretera y yo me resisto a pesar de que el paseo marítimo, más próximo al mar, ya se ha acabado; pero valoro las dos posibilidades y me decido por la opción de intentar ir acompañado. La alcanzo, le hablo, pero ella no me oye; al adelantarla, se da cuenta de que le quiero decir algo y se quita los auriculares. Le digo que, puesto que vamos en la misma dirección y que va a buen paso, al que me puedo acoplar y, si le apetece, a mí me gustaría ir charlando con ella. La primera casualidad es que Pilar nació en Irun, aunque vive en Portugalete; trabaja en una ikastola de Vizcaya, está separada y tiene una niña de diez años. Hubiera jurado que aparenta más joven de lo que es. Se separó hace un año y lo pasó muy mal y, a consecuencia de ello, está de baja laboral. Probablemente por estar en estas vacaciones malagueñas y porque el paso del tiempo va relativizando muchas cosas, lo cierto es que se encuentra más optimista y tiene intención de reanudar el trabajo el próximo curso 2008-2009. Me cuenta que dudó para presentarse a las oposiciones a Educación del Gobierno Vasco, a pesar de la inseguridad de empleo en la que está actualmente; algunos compañeros de trabajo, me dice, han pasado a la ikastola pública y han empezado haciendo sustituciones; poco a poco van adquiriendo puntos y van pudiendo mejorar el destino, si es que no aprueban las oposiciones. Ella podría hacerlo también, puesto que tiene Ega, el título exigido que confirma su dominio de la lengua vasca, el Euskara. Le encantaría viajar y siente envidia sana por la caminata que estoy haciendo; "¡no le queda nada para la jubilación!", pienso. Ella y su hija están en una urbanización, pero las amigas de su hija están en otra con gran piscina y es a ésta a la que acuden, aunque no tengan derecho. Allí la ha dejado, puesto que Pilar tenía que hacer alguna gestión administrativa oficial en Torre del Mar. Me cuenta que el socorrista está buscando el enfrentamiento con los usuarios, pues se empeña en que cumplan todas las normas a rajatabla, lo que haría que los niños no pudieran jugar; me lo presenta como un rígido cumplidor de normas y ella considera que alguna de las prohibiciones son excesivas y, como educadora, critica la didáctica aplicada por el socorrista. Aunque el paseo es largo, necesitaríamos mucho más tiempo para seguir charlando; pero hemos llegado a Algarrobo-costa. La casa en que habita se llama San Sebastián y le pregunto "¿No me habías dicho que vivías en Portugalete?" Nos reímos. Ha sido un tramo de mi camino muy grato para mí, por tener compañía y por la calidad y calidez de Pilar y, por lo que ella ha dicho, coincidente con lo observado por mí, creo que también grato para ella. Antes de despedirnos, me dará su e-mail, con el que a lo largo de estos años nos seguimos comunicando. Ella ya superó el bache y yo le cuento mis andanzas. Lo más curioso del caso es que cuando llegue a la playa de El Algarrobico (en Almería), me encontraré con Goizargi, una compañera de ikastola de Pilar y, más curioso aún, lo parecido de los nombres de ambos lugares.

Dos llamadas telefónicas que me llevan a mi tierra.
Sigo por la costa hasta que el paseo marítimo se acaba, pero un señor me dice que puedo seguir por un camino no asfaltado que me sacará de nuevo a la carretera. Aprovecho que estoy lejos del ruido de vehículos para llamar a mi hermana Sagrario, pero comunica, y cuando me devuelve la llamada, ya estoy de nuevo en carretera con dificultad para oírle cuando pasan los camiones. Me dice que Sara estuvo el fin de semana en Berdún, que era algo que yo había sospechado, y que mañana sabrá los resultados de la oposición. También me dice que mis nietos están contentos en la musika-eskola (escuela de música) y, el segundo, Lander, que en diciembre cumplirá 4 años, en natación. Por el borde, entre el acantilado y la carretera, llego a Lagos, bajo a la primera playa que está desierta y me doy un simulacro de baño entre piedras y rocas. Me seco al sol y al aire, con la casi certeza de que sólo me pueden ver algunos camioneros de los que pasan por la carretera próxima. Si el baño no ha sido placentero, al menos me ha refrescado. Recibo llamada de mi amiga Virginia, de Bilbao, de la que ya sabéis pues me llamó también al paso por la costa vizcaína cuando hacía mi camino “sui generis” a Santiago en 2006. Me dice que me escribió una carta, que leeré a mi regreso, y que ya ha recibido mi postal. Me alegra oír otra voz amiga. Todo contribuye y me anima a seguir. Me ha dicho, como buena “amatxo”, que me alimente bien y que coma fruta. Llevo los pies dañados, pero casi corro más que los coches. Cuando llego a la redonda (lo que nosotros llamamos rotonda), me acuerdo de que he olvidado coger agua en un lugar que me había dicho un informador; paso al otro lado, y no veo ni gota. Un pescador me dice que he mirado mal y que “haberla hayla”, pero yo ya no regreso. Paso el río Güi, llego a Torrox-costa y cojo un bus (0,85 €) que me subirá al pueblo. En toda la mañana sólo he sacado dos fotos. Quizás sea debido a la penuria de carretes de diapositivas, que tanto me está costando encontrar.

Torrox. Una comida excelente en El Rubio, 
con buena relación calidad-precio.
El conductor me informa: para ir a Cómpeta tenía que haberlo hecho desde Torre del Mar, puesto que no hay autobuses que hagan el recorrido Torrox-Cómpeta, ni Frigiliana-Cómpeta, así que tendré que olvidarme de la visita recomendada por Jean. La otra información que me da es referente a la comida y elijo El Rubio, puesto que queda muy cerca de la parada donde me he bajado y, nada más entrar, creo que he acertado en la elección. Me ofrecen un plato al que llaman berza, pero que no lleva col, y consiste en alubia blanca, garbanzo, morcilla y costilla adobada; luego me sacan pulpo rebozado, hasta hartar, y una ensalada de lechuga, tomate, cebolla y aceitunas machadas y, de postre, plátano y melocotón;  me cuesta 7 €  ¡Qué buena relación calidad-precio!, y todo está riquísimo. Antonio me atiende muy bien y, en la mesa de al lado, come una chica de 35 años que está haciendo evaluaciones en el pueblo para saber las necesidades de los ancianos; está de paso, ya que evalúa al colectivo de gran parte de la provincia. Charlaré un rato con ella sobre ese tema, que también es preocupación del Foro Ciudadano Irunés, y sobre mi viaje. A las 16:15 salgo de El Rubio, bien pertrechado para seguir caminando, tras tan reconfortante comida, y subo a la Plaza de la Constitución y la fotografío con el Ayuntamiento y con la Iglesia de la Encarnación encima.

Pregunto por la antigua Aduana a Cristina y a Vanessa, pero no me saben responder; un señor que pasa por allí me dice que la antigua Aduana ha sufrido muchas transformaciones y desde que la han encalado, ha perdido todo interés. Subo, la veo, y bajo con Cristina, que va a recuperar “Mates”. De regreso, ahora andando, sin la premura de la hora de la comida, voy camino de Torrox-costa y paso por delante de El Rubio y me acerco a Nuestra Señora de las Nieves, ermita del s. XVI, que exteriormente es grata y está bien encalada; de su interior no puedo hablar, ya que está cerrada. 



Descendiendo por la carretera, veo una bonita buganvilla que me resisto a dejar sin fotografiar. Un poco más adelante llego a la antigua Fábrica de Azúcar, a la que también inmortalizo con Torrox-costa, al fondo.



Un rollo de diapositivas caducado en 2004.
Busco tienda de fotografía para reponer los rollos que voy consumiendo, pero llego a una que está cerrada, aunque el dueño está dentro; al decirle que quiero un rollo de diapositivas, me dice que no tiene, pero que me puede dar uno que caducó en 2004. Me lo regala y me comprometo a, si lo uso, escribirle con el resultado. 



Me da las señas para la respuesta: Restaurante Malibú. Avda. América, 85 (Torre 7) 29793 Torrox-Costa. No tuve necesidad de usarlo, con el riesgo de un resultado de mala calidad, puesto que pude encontrar rollos en Nerja, pero debía haberle respondido agradecido a su regalo; ahora que lo escribo, me siento algo culpable por no haberlo hecho.




Restos de la cultura romana.
En un gran cartel pone: TORROX COSTA. MEJOR CLIMA DE EUROPA. Normalmente estos carteles, que hacen una alabanza de lo propio, suelen ser poco fiables. En Benidorm suelen decir que tienen el mejor micro-clima. No seré yo quien, sin hacer mediciones, les lleve la contraria. 




Veo la parte descubierta de los hornos de cerámica romanos y hay un tinglado metálico, con una cubierta acristalada pisable, desde la que se puede ver con dificultad, pues los cristales están muy sucios, o quizás desgastados, los restos de las termas y, posiblemente, de la necrópolis, ya que no termino de aclararme con la información que leo. Pregunto a los socorristas por la playa nudista de río Chillar, pero no saben decirme dónde puede estar; tampoco me da razón un nudista al que encuentro en la costa camino de Nerja. Llego a la playa anterior a Nerja, donde hay un camping pero ningún bañista desnudo. El río Chillar, en la zona próxima a la desembocadura, está siendo remodelado, porque se había deteriorado mucho su cauce, que ahora está vacío; y así, casi sin darme cuenta, he llegado a Nerja.

Nerja. Recuerdos de vacaciones familiares con Ovac.
En Información de Nerja, la chica que me atiende me da un folleto sobre la sierra y, al leerlo, veo que está en inglés: Sierra de Nerja y Chillar of Maro. Aunque no tiene ni idea del lugar en que en el río Chillar se pueda practicar nudismo, ese folleto me vendrá bien para localizar otra zona nudista que no tengo en mi lista, la Cala del Barranco de Maro. Me dirijo hacia un paseo con miradores, pero se corta y me obliga a meterme por callejuelas del interior, abarrotadas de gente veraniega, parsimoniosa, que me obliga a marchar en zigzag. Compro en Trinidad Lavado Alí cinco rollos de diapositivas (33 €), los únicos que allí había; al menos tendré hasta llegar a Almería. Quiero acercarme al Balcón de Europa, que he visto de lejos, desde poniente, pero no lo logro, y ahora lo estoy viendo, también a lo lejos, de levante. Paso por una playa urbana a pie del acantilado y le echo un vistazo desde arriba para volver en caso de que no encuentre otra mejor.

Nocturno en playa de Burriana.
Bajo a la playa de Burriana. Unos pescadores que pescan en la orilla me la recomiendan para dormir, que ellos se irán, me dicen, y me aseguran que me quedaré solo y tranquilo. De momento se oye mucho tam-tam, pero acabará enseguida. No me atrevo a bañarme desnudo y, a pesar de la rabia que me da, como hace buena temperatura, lo hago en calzoncillos. Luego me doy cuenta de que detrás de una roca podía haberme bañado desnudo sin que nadie se diera cuenta, pero ya he mojado el calzón y no tiene remedio. Hago cuentas casi a oscuras y me sale un error de 40 céntimos, que corrijo. Estoy en la zona más a levante, donde está la roca, a la que suben unos niños. Un joven sube por una cuerda, coge carrerilla y se lanza de pie al vacío, adentrándose en el mar que allí tiene la suficiente profundidad. Otros se acercan al lugar, pero no le imitan. Más al este, una pareja de trogloditas vive en cueva sobre la roca; para ascender a su habitáculo tienen otra cuerda, por la que ella desciende y se baña desnuda; él también baja y, ya vestidos, se dirigen a disfrutar de la noche en la ciudad. Dos personas van hacia la roca y ni me entero de cuándo vuelven. Los pescadores se van. Un grupo con sus piraguas arriba a la parte central de la playa. Un pescador folla con una mujer. Un hombre que pasea por la orilla se percata del panorama y se va. La mujer que follaba, también se va. Estoy en el fondo de esa zona de la playa, bajo roca saliente, lejos del paseo marítimo, algo más ruidoso y con más contaminación lumínica. Me cae una china de la pared rocosa, pero no me incomoda. A pesar de la recomendación de mi amiga Virginia, esta será otra noche sin cenar. Hoy no será gran problema, ya que he comido opíparamente. La hermosa luna, ya menguante, ha asomado por encima de la roca. Hay estrellas y alguna nubecilla no amenazante. Se me presenta una plácida noche en playa Burriana.

Hoy ha sido un día en que lo más interesante ha sido el encuentro con Pilar. Curioso el trasiego nocturno en la playa Burriana con los trogloditas incluidos.


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