jueves, 12 de abril de 2012

Etapa 45 (161) Almería-La Fabriquilla

Etapa 45 (161) 02 de agosto de 2008
Almería-Retamar-Playa Torre García-San Miguel de Cabo de Gata-Almadrava de Monteleva-La Fabriquilla.

Mañanita de despedida en Yugoslavia.
Debiéramos haber hinchado el colchón un poco más, pero duermo suficientemente bien. Sé que he roncado porque, durante la noche, me ha despertado mi propio ronquido. Duermo sobre la sábana que ayer encajó perfectamente Norbe; no se ha soltado nada, ni el colchón se ha desinflado un ápice. A las 7:20 h me despierto y me levanto a vaciar los dos orificios de salida. A las 7:30 h me afeito y lavo y salgo a escribir el diario a la terraza pues, de no hacerlo ahora, lo acontecido ayer se me acumula y olvida. Los niños se van despertando hacia las 9:00 h e Isidoro se asoma a la terraza, mientras calienta en un cazo sobre la vitrocerámica la leche para los biberones de los niños; se les estropeó el microondas y no lo echan mucho en falta. El biberón les ha resultado un sistema cómodo durante el curso y mientras han tenido que recibir ayuda familiar y de guardería por las mañanas pero, estas vacaciones de verano, van a procurar cambiar el sistema de desayuno por algo más adulto y formal, sobre mesa, ahora que van a poder hacerlo los cuatro juntos. Otro tema que les va a dar algún trabajo es el de regular a Jorge en el control de sus esfínteres. Sabe que hay que dar tiempo al tiempo y Norbe también sabe que ningún joven con 15 años toma el biberón; por tanto paciencia; no hay que desesperarse. Veo colección de Super-Nani en la librería y Norbe me comenta que aporta información interesante. Jorge ya está en perfecto estado de salud. El Dalsy y el Apiretal hace maravillas. Desayunados los niños, Norbe se prepara y, con mis mochilas, bajamos al coche y vamos los cinco hacia casa del padre de Isidoro. Me ha encantado la casa, su distribución, el amplio espacio interior y la terraza. Tienen previsto dejarla cuando acaben una urbanización que se está iniciando, en la zona donde vivieron de pequeños y donde se conocieron; estará lista en 3-4 años. Es similar a la que tienen pero con una habitación más. “¡A cómo estarán entonces las hipotecas!”, comento;  aún no se había destapado el entramado especulativo que originaría la burbuja inmobiliaria. Aunque a día de hoy, en 2013, cuando redacto este blog, a partir de mi diario, no se ha vuelto a mencionar el tema del proyectado cambio de piso, me supongo que aquel proyecto quedaría olvidado. Ni sé si llegarían a terminar aquellas casas.

Retorno al inicio y disquisiciones políticas.
Bajamos de Yugoslavia a la zona de encuentro de ayer y cuesta encontrar sitio para aparcar. No hay que olvidar que estamos en agosto y a dos pasos de la playa. Llegamos al local en que hacen churros que, también está muy solicitado y cogemos el palco del fondo. Yo tomo café con leche y 4 churros, los padres 3 y los niños uno cada uno, ¿sale la cuenta? Sí, una docena. Aparece el padre de Isidoro, al que pillamos con la copilla que toma todas las mañanas y la botellita de vino que se lleva al taller de cristalería donde, aunque jubilado, sigue entreteniéndose en hacer algo. Todavía conduce su coche, aunque ya tiene 72 años. Es el único abuelo que tienen Pablo y Jorge, ya que Norbe perdió a sus padres siendo muy joven y también Isidoro se quedó sin madre. Antes, al pasar por un portal, una mujer saluda y me comentan que siempre llora cuando ve a Isidoro, porque él era amigo de su hijo que murió con veintipocos años. Cuando estamos desayunando, Isidoro me pregunta, como dudando si la pregunta es procedente en este viaje tan placentero, “¿qué es lo que pasa en el País Vasco?”. No se fían de las noticias que pregonan los medios y les choca ver imágenes de mujeres mayores encabezando manifestaciones a favor de presos, Eta y la independencia. La pregunta se las trae, es compleja y requiere una respuesta razonada. Yo trato de enmarcarlo en la realidad que les está tocando vivir a los familiares y amigos de los que tuvieron que huir perseguidos por la policía franquista, antes y después del asesinato de Carrero Blanco, y de los que fueron encarcelados, o volvieron extraditados por tener delitos de sangre; de la política de dispersión de estos presos hacia cárceles foráneas al País Vasco, lo que crea dificultad y costes añadidos a los que les visitan. Le digo que es un problema visceral, como un problema de fe, de religión, que no atiende a razón. Y razones hay muchas cuando de ninguno de los dos lados se quieren poder de acuerdo y los gobiernos, sean de Aznar o de Zapatero, por mencionar los más recientes, no tienen ningún interés en que se degrade la unidad patria. Además hay muchas diferencias entre comunidades. Nosotros, por los fueros, tenemos transferida la Hacienda Foral y somos la envidia de los catalanes donde, allí sí, hay uno bomba de relojería. Nos falta mucho para que desaparezca Eta, condición principal para poder hablar de independencia. Y, después, habrá que perdonar y pedir perdón, tanto por los que apoyaron al franquismo, con el desprecio a la lengua y cultura vasca que supuso, como por los que optaron por el terror como medio de solución y no quisieron, pudieron o supieron, acoplarse a nuestra incipiente democracia. Otro problema derivado, es el de los presos políticos. Normalmente el preso sueña con la libertad, pero la organización Eta propugna que es más útil a la causa el que los presos sigan estando presos. Con los distintos gobiernos democráticos se fue pidiendo Presoak Kalera, Amnistia Osoa (Los presos a la calle, Amnistía completa), ahora lo que se pide es Presoak Etxera (Los presos a casa. Entendiendo por casa las prisiones vascas). Comparo al nacionalismo vasco, con su ingrediente independentista con el otro nacionalismo integrista, del que se habla menos porque se da por hecho, porque es como tiene que ser, como es el nacionalismo español. Yo no me siento nada nacionalista; me siento más europeísta y más ciudadano del mundo. Quizás, y lo digo ahora, en 2013, mi viaje por la costa está empezando a abarcar Europa, como si yo tuviera dos largos brazos que intentaran abrazar sus costas, y que se van estirando a partir de la Fortaleza de Sagres. El izquierdo avanza por el Atlántico, por la costa portuguesa, la cantábrica, la francesa, que inicié en 2012 y que pretendo continuar este año con los objetivos de llegar a Bélgica y Holanda a pie. Y el brazo derecho que se va estirando por el Algarve portugués, sigue con mi viaje que os estoy relatando y por el Mediterráneo llegará en 2010 a Collioure, ante la tumba de Antonio Machado; símbolo de la voluntad del pueblo masacrada por Franco y sus secuaces y apoyada por la iglesia, que nos dejó sin República y con la rémora de la realeza decorativa y costosa. Y mientras tenga fuerza y ánimo, igual que en 2011 di la vuelta a pie a las islas Baleares, es probable que Córcega e Italia sea un objetivo no demasiado lejano. Tiempo al tiempo. Otro tema que no se entiende desde España es el de Navarra. Se dice que sea Navarra la que decida, pero no se explica que Navarra tiene una parte que podríamos denominar castellana, aunque sea ¡mucho navarra! Y otra parte que es vasca, incluso más vasca que muchas poblaciones de Vizcaya y Álava. El conflicto es más de configuración territorial; una distribución que no coincide con la realidad cultural y lingüística y que sólo una ajustada revisión de la Ley de Territorios Históricos podría resolver. No hay que olvidar que lo que define al vasco es el idioma. Euskaldun es el que posee el idioma vasco. También creo que se debiera dejar hacer la consulta de qué quieren los ciudadanos vascos. Sería una pregunta que tendría que tener en cuenta muchos aspectos, una pregunta múltiple, para que fuera clarificadora y que permita una pluralidad de respuestas. También me planteo el tema de la realidad lingüística como riqueza cultural y, para mí que, a pesar de haber dedicado muchísimas horas al aprendizaje del Euskara, no saqué nada en limpio, el otro problema de Babel, el de la confusión de lenguas y la falta de entendimiento. Para mí lo más importante de una lengua es la de ser medio de comunicación y un bilingüismo, con tanta distancia idiomática, no colabora en ese sentido. El problema es más agudo que en Cataluña, ya que las distancias idiomáticas de ambos idiomas, vasco y catalán, no son comparables. Allí, el que quiere convivir, viene de fuera y no tiene prejuicios, se puede acoplar fácilmente. Con buena voluntad se puede seguir una conversación. En el País Vasco, el autóctono se ve obligado a pasar al castellano si quiere ser entendido por el foráneo. La Coca-cola es también un ejemplo de pérdida de identidad; es una bebida que se toma en todo el mundo, aunque yo rara vez la pruebo y, cuando lo hago, me hace retroceder a mi servicio militar, con aquellos calimochos de tinto y coca-cola que nos bebíamos. Un elemento uniformizador, anterior a la globalización que, entre otras cosas, ha sido consecuencia de algo que ya vengo quejándome durante años y es el afán especulativo de las industrias que, por centrarme sólo en el agro, lo más pegado a la tierra, ha dejado reducido el interés por viajar; me refiero a aspectos de la gastronomía. Cuando yo empecé a dar mis pasos por la geografía hispana, llegar a Padrón y poder comer allí sus pimientos, suponía una delicia y una singularidad, lo mismo se puede decir del queso de tetilla o del de Idiazabal, o las ostras de Arcachon, o el Lambrusco italiano. Hoy en día, podemos comer de todo o casi todo, allá donde estemos. Realmente, ¿hemos ganado algo? Todavía hay algunas especialidades, como quizás las hortiguillas gaditanas (aunque me aseguraron que viene de Málaga) y formas típicas de condimentar platos, que pueden mantener algunos visos de singularidad. Creo que ya me he pasado de rollo. No sé si servirá para algo a Isidoro mi respuesta poco ordenada, donde mezclo mi viaje con mis creencias, pero ahí se la dejo para que la rumie y, si le sirve, mejor. A Pablo me lo subo sobre los hombros (lepoan, como decimos en el país vasco) y a Jorge le sube su padre. Hoy ya está mejor, tiene una cara más alegre y hacemos los gigantes. Esto lo hemos hecho antes de comernos los churros. Tras el desayuno, me acompañan al paseo marítimo y, tras invitarles a ir por Irun, aunque no en los meses de junio y julio que es cuando viajo (este año, agosto ha sido una excepción, por la boda de mi hija menor), nos despedimos. Norbe es admiradora de Arguiñano y le encantaría conocerle y visitar su restaurante en Zarautz. Hice las gestiones oportunas y fue misión imposible; sus hijos me informaron que su padre, Karlos, ya no aparece por allí, que bastante tiene con la televisión y sus otras aficiones, pero que estarían encantados en recibirnos. Y ya puesto a contar cosas que pertenecen al futuro, en enero de 2009, estando con el Imserso en Roquetas de Mar, les hago una visita. Esta vez llevo a los niños un pequeño regalo, un tentetieso, El Cocinero Loco, con el que tanto se divierten mis nietos. Fue precioso oír las carcajadas de Jorge, cada vez que al cocinero se le caían todos los elementos que se le van poniendo en las bandejas de cada mano. Se mondaba de la risa que le daba y prefería la carcajada que distendía la tensión, que la perfección de conseguir el equilibrio. ¡Tuvo éxito mi regalo! Cuando en enero de 2011 fui a Mojacar, también me vinieron a visitar al hotel del Imserso, eran vísperas de reyes y también tuvieron su regalito; esta vez fue un Zampa Ranas, pero no sé que juego dio, ya que se lo llevaron y no hubo ocasión ni tiempo de jugar con él. Ellos me llevaron a ver lugares significativos de la zona, que tan bien conocen y admiran. Desde entonces soy un tío significativo de Pablo y Jorge, aunque no nos veamos a menudo. Mantengo correspondencia periódica con Norbe e Isidoro, tanto electrónica como por carta y nos seguimos queriendo. “Adiós y gracias por todo, queridos amigos”.

 
Caminando hacia Retamar y el comienzo del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.
Una vez realizada la despedida, en el mismo lugar en que me recibieron ayer, me pongo en marcha por el paseo marítimo. Son las 10:30 h. Paso a un camino aledaño cuando el paseo se acaba; salgo a carretera con arcén amplio y llego a El Toyo con nuevo paseo marítimo y fuentes de agua pero, de cuyos grifos, no mana agua. ¡Qué pena, qué fallo! También en las duchas ocurre lo mismo. Al final del paseo, dos ciclistas observan, al igual que yo, cómo dos kite-surfistas juegan con viento y olas. Me admira verles jugar y cómo disfrutan del ejercicio y del placer. En mi niñez, jugar sólo se permitía hasta la edad juvenil; sólo en los deportes de competición la edad se alargaba y jugaban cuadrillas de amigos a futbol y a pelota; hoy en día juega todo pichichi, hasta yo ¡algo hemos avanzado! Una forma de que lo lúdico supere las edades juveniles. Los ciclistas observan y comentan que en el momento del cambio de sentido, se produce un hundimiento en un lugar determinado de un lado de la tabla a la vez que se permite que el viento role en dirección contraria. Esta parece ser la teoría pero, la práctica, ¿no será más difícil? A lo largo del paseo se presenta un programa gimnástico que, sin ninguna duda, redundará en que la población esté más saludable. ¿Habrá alguien capaz de evaluar sus beneficios para la salud? Es una pregunta que ya me la hacía en Portugal, entrando en Gaia. En terrenos de El Toyo y Retamar se construyeron residencias para los Juegos Mediterráneos y unos hoteles que han sido objeto de oferta al turismo pero que, parece ser, no ha cuajado en la medida que se esperaba; sólo algunas zonas están siendo ocupadas al completo. A las 10:30 llego a la Universidad y a las 11:45 h a la playa de Costacabana, donde parece que la entrada al mar es suave. Cuando está finalizando la urbanización, encuentro a un chico desnudo, así que no me lo pienso dos veces y me doy un baño; pero alguna roca sobresale del fondo y la entrada que parecía mejor, no es tan buena, resultando un baño menos perfecto que lo deseado. Sigo adelante y encuentro a otro nudista en decúbito prono, que apenas se mueve; a lo mejor dormita. Allí el baño me resulta más placentero. Cuando pasaba hacia el lugar, he saludado a Roberto, en bañador y paseamos charlando, cada vez que nos acercamos al desnudo tumbado, mirará con interés. Cuento a Roberto algo de mi viaje y, cuando me doy el nuevo baño, él se irá. Tiene varias operaciones en una pierna y no puede andar más de una hora diaria. Roberto ha vuelto a su sitio pero ni se desnuda ni se baña. Me seco, y continúo mi camino. Viene una ventolera de arena y tierra por los trabajos que están haciendo para la conducción del gas de Argelia  que ya vimos ayer y de lo que  fui  informado por Isidoro. Voy un gran rato desnudo y cargado con las mochilas, aunque, de vez en cuando, tendré que ponerme las sandalias; cuando la orilla es de arena, camino bien por ella mojándome los pies. Dos hombres me cruzan y, al poco, uno de ellos se desnuda y se baña; somos muchos los que deseamos disfrutar de la desnudez en la naturaleza y menos los que la disfrutamos sin prejuicios, aceptando nuestro cuerpo como es. No temáis aficionaros. Otro hombre llega a la orilla, desnudo, con la mochila; se agacha a mi llegada ¿invitador?, pero todo termina ahí. 

Una comida con tema carcelario.
Estoy llegando a la playa de Retamar, así que me doy el último baño antes de vestirme y pasar al paseo marítimo. Un hombre me informa que, para comer, aquí no encontraré nada barato. En PS Toyo encuentro la pizzería en que comeré y, en efecto, no será nada barata (31 €), pero hay que tener en cuenta que me animo por una botella de Lambrusco, para hacer la comida más italiana y para recordar en mi viaje a la última que me invitó en vida Juan Carlos Fernández, vecino que falleció hace unos años. Yo puedo contarlo y repetir experiencia, pero sin él. Como ensalada y pizza. Aparecen en la mesa de al lado Saioa y Alex, que vienen de vivitar en la cárcel a un preso amigo de ella; Alex sólo ha venido de conductor para traerla ¡paliza de viaje! Mañana parten de regreso, pues Saioa empieza a trabajar el lunes en Bilbao. Les he entendido que el amigo está en la prisión de Úbeda, pero no lo he aclarado bien con ellos, pues en la pizzería me dicen que la prisión de allí es Acebuche. A lo mejor, una vez bajados hasta Úbeda, han aprovechado para acercarse al mar. Hay una prevención por parte de Saioa a hablar claro y, en este tema de prisiones, lo comprendo. Trato de entender y de dar a entender hasta dónde entiendo y hablamos de la condición de víctima y victimario. Les cuento el camino que vengo haciendo. Ellos no conocen el Cabo de Gata y, en la siguiente ocasión, tratarán de combinar las dos cosas: prisión y Cabo. No me interesaba saber el nombre del preso, ni el grado de afinidad, pero sí me habría gustado saber algo más; entiendo la prevención y quizás con más tiempo… Les cuento que estoy defendiendo ante los andaluces que se pueda celebrar la consulta Ibarretxe; creo que la pregunta, o las preguntas, debieran ser consensuadas y creo también que las respuestas pueden ser clarificadoras de lo que los ciudadanos que vivimos en el País Vasco queremos. Hay que reconocer que el conflicto es político y que parte de un mal cierre del franquismo en el que nadie pidió perdón. También creo que con terroristas no es fácil negociar, pero que es necesario hacerlo. Seguramente todos tendremos algo que perder pero, al final, todo será clarificador y saldremos ganando. Cuando se van Saioa y Alex, me quedo escribiendo; son muchas las cosas que no puedo olvidar del día. Pido un gin-tonic (que también está incluido en el precio y que me hace pensar que la comida no es tan cara como decía al principio). El gin-tonic, la pizza 4 estacioni, la ensalada amore mio y el lambrusco han resultado estupendos; veremos, ahora, a las 17:15 h, cómo me levanto de la mesa. He bebido medio litro de agua con sabor raro, parecido al de casa de Isidoro y Norbe y, ahora, pediré otra al pasar por el lavabo.

Ahora que ya salgo de Retamar, estamos entrando el el Parque Natural Cabo de Gata-Nijar y es buen momento para colocar el otro mapa que me resultó más ilustrativo.







Fran y Antonio, una pareja que casi pierdo.
He salido de la pizzería y voy por la orilla del mar. En un determinado momento, sobre las siete de la tarde, veo a una pareja que se pasea desnuda por la arena, sin esconderse, con total naturalidad y, su actitud me anima a acercarme; me apetece quedarme y charlar con ellos y, mientras Fran, la chica, ha ido andando por la orilla, Antonio ha retrocedido para coger sus gafas de ver; así que le abordo, le cuento mi deseo y lo acepta sin reservas. En cuanto empiezo a contar mi viaje, se produce conexión y más cuando les enseño mis dibujos. Antonio es un enamorado del indalo, una figurilla que apareció en Vélez Blanco, en una cueva, Los Letreros, y que pretende se instituya como símbolo de toda Andalucía. Creo que lo va a tener difícil, teniendo otros símbolos como la Alhambra y el Generalife en Granada, la Mezquita de Córdoba, la Giralda de Sevilla, pero no seré yo quien le quite la ilusión. Él colabora incluyéndolo en su dirección de correo que me da y apunto. Tendrán noticias mías. Que si quieren saber de mí hay alguna noticia en El Diario Vasco “Caminhando por tierras portuguesas” y que se puede encontrar en Google. Durante el tiempo que tan agradablemente hemos pasado los tres juntos, me he bañado 4 o 5 veces. El agua está deliciosa y el viento de levante refresca y acaricia el cuerpo de forma impagable, aunque te seca instantáneamente. No tanto como, tras los baños en el Nilo, secaba aquel viento que llegaba de la duna. Ellos se tienen que ir y yo también y me ofrecen teléfono en Almería, por si lo necesito; no se lo cojo, no creo que tenga que retroceder. A mí también se me está haciendo tarde y nos despedimos. Cuando termine mi viaje les mandé un e-mail y no recibí respuesta. Pensaba que ya se había acabado la relación aunque no era esa la conclusión que había sacado tras el encuentro. En enero de 2011, estando con el Imserso en Mojacar, pude verme con Antonio, Fran preparaba oposiciones; me llevó a Albox, pueblo de alfareros y en que su padre tiene un horno de cocción del barro de tiempo de los árabes, ahora en desuso, pero que siguen produciendo cerámica; Antonio también hace sus pinitos, aunque él se dedica a la educación física en la escuela, donde es profesor. Alguna vez se acercaron a Navarra, donde un hermano también es maestro por la zona de Tudela. Me invitaron a comer en su casa y comimos sus padres y los dos hijos. Me traje a Irun alguna pieza de su producción y me hicieron el regalo de cuatro pitos de agua que imitan el canto de un canario para mis cuatro nietos, que fueron bien recibidos. Antonio me llevó a visitar unas canteras de donde arrancan grandes bloques de piedras que hacen que el paisaje parezca de tiempos futuros. En fin, que lo más importante es que recuperé al amigo que creía haber perdido. 
 
Hacia Cabo de Gata: Torre García, San Miguel, La Almadraba y La Fabriquilla.
El camino hacia San Miguel de Cabo de Gata se me va haciendo eterno. Paso por un edificio de techumbre en forma de cúpula que me dicen es el lugar donde habita la patrona de Almería y está en la playa de Torre García; el otro edificio que le da su nombre es la propia torre que, ¡oh milagro!, no ha sido desbancado por el nombre de la ermita. Paso por un lugar en que están organizando un concurso de pesca: Los Molinos de Almería, es un memorial; el que llega, se inscribe y empieza a pescar. Pescarán hasta las dos de la madrugada. No sé si hay hora de comienzo, pues, si no, los que antes llegan tienen ventaja. Por fin llego a San Miguel; cuando está finalizando entro en el bar del restaurante Mediterráneo y tomo la cerveza más cara de la zona (2 €) y no ofrecen tapa. Salgo, fotografío unas barcas. El espacio entre el pueblo y las salinas también se me hace eterno; en realidad, las salinas están cerca, pero como voy por la orilla, hasta que no salga a la carretera cerca de La Almadraba de Monteleva, no las veré, aunque de lejos. La Almadraba tiene anuncio de que va a ser objeto de restauración; es un edificio que da personalidad al paisaje y decorado de fondo para muchas filmaciones, películas y spots publicitarios. Las fotos que saco, tan tarde, no son válidas para ilustrar la belleza del lugar. 
 
Creo reconocer al pasar la playa en que ayer estuve con los amigos de Almería y los niños y que hoy resulta irreconocible con el mar en calma chicha; ahora se aprecia muy bien la roca de entrada y se puede acceder a la arena interior del fondo sin ningún riesgo pero, ya me he entretenido bastante y se está haciendo de noche. 

El sol ya se ha ocultado tras la montaña. Saco foto del ocaso solar. Llego a La Fabriquilla cuando ya está muy oscuro y dormiré al final de la playa. Tienen desperdigados por las rocas sus tiendas y utensilios una pareja de sevillanos; él vivió muchos años en Canarias y su acento me hace parecer que fuera argentino; aclarada la procedencia, nos ponemos a hablar; ella habla poco. Tienen el coche arriba, al final del camino, piensan dormir allí y me ofrecen que me apodere de su espacio ocupado, incluso de su tienda montada en el lugar más protegido, con toldos y construcción rudimentaria; los trajes de neopreno y las toallas se secan entre las rocas; una caña sin uso está echada de forma estratégica para que la gente no se acerque a pescar a lugar ocupado. 
 
 
No hace falta que use su cubículo y aliso una zona de arena, algo escasa, y cubro como puedo una roca que sobresale. Es una cama algo irregular que me permitirá dormir bastante bien. Hoy no toca luna y puedo ver muy bien dos estrellas fugaces; se ve que se acerca la noche de San Lorenzo. Hacia Granada, veo la Osa Mayor y el sevillano-canario hace que me fije en la estrella Polar y descubra la Osa Menor (aunque no logro verla). Es un aficionado a la astronomía y también me muestra el Escorpión que es un conjunto de estrellas muy complejo y que trataré de localizar en nuevas ocasiones, pero con ningún resultado. Han bajado de su coche con luminarias que colocan en la arena. Comen algo y fuman mientras yo les cuento lo que estoy caminando. Para el baño de mañana, pregunto y me advierten que tenga cuidado con una roca. A su coche se le levanta el capó y gana altura; es allí donde duermen, mañana lo fotografiaré cuando vaya arriba, por la carretera. Unas familias armarán cierto jaleo por los alrededores, pero no me molestarán demasiado. Duermo bien. El viento me ha volado la esterilla y ahora está bajo su lona, también cae vertical hacia el mar y hace silbar al pasar por unos cables.

Lo más importante del día ha sido el rato que he estado con  desayuno incluído y  la despedida de mis amigos almerienses y sus dos hijos y el encuentro con Antonio y Fran. Para la reflexión, la visita a la cárcel de Saioa. Un dolor añadido al dolor provocado.

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