miércoles, 11 de abril de 2012

116.1 Introducción al Sur

116.1 Introducción al Sur.

Inicio este tercer relato de mi viaje caminando por la costa peninsular ibérica con el nº 116 ya que la primera etapa será la 117ª del periplo, número que iré poniendo entre paréntesis para no confundir y completar información. Estas etapas llegaron a la 242ª en Collioure, ante la tumba de Antonio Machado en verano de 2010, como ya contaré. Estos números corresponden a jornadas de camino, más o menos largas, aunque alguna no supuso avance alguno, ya que se iniciaron y finalizaron en el mismo lugar. No recuerdo que esto ocurriera en ninguna de las etapas del camino del Norte (viajedejavi.blogspot.com). En el portugués (viajedejaviportugal.blogspot.com) recuerdo la primera parada de dos noches en Almograve, luego en Aveiro y en Porto; en la primera y la última, por causa de la lluvia y en Aveiro por puro placer. En el camino del Sur (viajedejavisur.blogspot.com), que os empiezo a relatar, paré dos noches a dormir en las mismas dunas del Cabo Trafalgar; y en Málaga, por una razón literaria (Carmen Martín Gaite nos habló del Conde de Guadalhorce), pues tenía ganas de visitar El Chorro. En el resto del viaje, por Levante (Levante que ya se inició en Almería y Murcia), habrá más paradas de dos noches en el mismo lugar.

Este camino del Sur lo realicé en 2008, lo que ya me permite presentar el mapa peninsular con los cinco puntos de inflexión que delimitan las cuatro grandes etapas.



La primera, en 2006, se inició en Saint Palais-Donapaleu (Francia-Iparralde) y finalizó en Caminha (Portugal). Así que el punto de inflexión será la desembocadura del Río Miño. La segunda, de 2007, se inició en La Antilla (Huelva) y Finalizó en A Guarda (Pontevedra), por eso, el punto de inflexión será la desembocadura del Río Guadiana. Para la tercera, de 2008, que se inició en Vila Real do Santo António (Portugal), al otro lado del Guadiana, y finalizó en las Calas de Campoamor de Orihuela (Alicante), el punto de inflexión será El Mojón, con el mojón de separación de las provincias de Murcia y Alicante, una vez finalizado el Mar Menor. Quise acabar en 2009, partiendo de la playa La Llana, en las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar (Murcia), pero llegando a Sant Antoni de Calonge, en las rocas de Roques Planes, me rompí el peroné y se me acabó el camino, faltándome trece jornadas, camino que finalizaría en 2010 en Collioure (Francia), el último punto de inflexión en el Mediterráneo norte, por ahora.

El viaje de este año por Andalucía y Murcia, lo inicié en Vila Real do Santo António, en el Algarve portugués. Aunque ya lo conté, lo vuelvo a decir: mi intención era empezarlo en El Rompido o en El Portil onuvenses a cuyo frente me había acercado en verano de 2007, posicionándome y durmiendo enfrente, en los últimos arenales de Nueva Umbría. Luego me lo pensé mejor; eran lugares poco conocidos y se me hacía más fácil, cuando se me preguntara: “¿de dónde vienes?”, responder: “de Portugal”.

Quizás hubiera sido interesante haber contado los viajes al regreso de cada uno de ellos pero, no era una necesidad sentida la de hacerlo ayudado por Google, entonces me bastaba con hacer las proyecciones de diapositivas en el Amaia municipal de Irun; allí proyecté una selección de mis viajes del norte y del sur. El de Portugal, lo proyecté enterito, más de 1200 diapositivas en el bar Patxi, bar regentado por amigos portugueses, de los que ya os hablé en el relato del viaje por Portugal, que me habían ayudado mucho para diseñar el camino y sentía una deuda de gratitud. La proyección se hizo durante seis fines de semana, a razón de 100 diapositivas (aproximadamente) por sesión y con tiempo para hablar de su tierra portuguesa, corregir errores y disfrutar con el recuerdo, los que conocían cada uno de los paseos, o descubrir la tierra propia desconocida. Fue una experiencia muy interesante. Luego hice una selección que se proyectó en Montañeros Iruneses y en el Ateneo Kabi-gorri. También los Amigos del Camino de Santiago de Bilbao, me pidieron que les proyectase el camino del norte, y así lo hice. Desde aquí mi agradecimiento a todos los que hicieron posible estas proyecciones. Las diapositivas de Levante de 2009 y 2010 aún no han sido proyectadas, ni creo que se proyecten ya.

Una de las razones para animarme a iniciar estos relatos en formato de “blog” es que, desde octubre de 2010, ya tengo ordenador portátil; también “scaner” para diapositivas y negativos. He ido aprendiendo lo más elemental para digitalizar las diapositivas, así como el manejo del programa “Blogger” (algo que me producía pánico), así que, para verano de 2011, poco antes de mi paseo a pie por las Islas Baleares, ya había podido lanzar, en precario, el camino del Norte de 2006; al regreso me dediqué a hacer algunos retoques y todavía sigo revisando el texto, aunque algunas veces me entran las dudas de si no lo estaré empeorando.

Al principio el “scaneo” de las diapositivas y el posterior tratamiento en el ordenador fueron dos operaciones farragosas y mal estructuradas; hoy en día ya lo hago en un orden más racional, con el programa PhotoImpression-6: Primero la operación “enderezar”, muy necesario, sobre todo, cuando hay paisajes en que aparece el horizonte del mar inclinado (salvo en los casos deseados); segundo, la de “recortar”, para eliminar los distractores, centrar lo que se quiere destacar y dar el formato que se considere más adecuado; lo más interesante de esta operación es que resulta pura intuición; no se pueden dar normas fijas válidas para todos ya que depende de la sensibilidad y gustos de cada uno. En un grupo de diapositivas del Cabo de Gata, me vi obligado a recortar, más que lo deseado, debido a que, al intentar fotografiar el Arrecife de las Sirenas, me quedé sin pila y, al ponerla en San José, se me activó el mecanismo de fecha y ésta se imprimió hasta que me di cuenta en El Algarrobico y lo corregí. La tercera y última de las operaciones es la de borrar elementos indeseados. No sé si os pasa lo mismo a los que “scaneáis” diapositivas, pero a mí, se me cuelan infinidad de motas, pelillos, pelusas… Son elementos que no se observan al escanear, pues la pantalla es muy pequeña, pero que se ven enormes en la pantalla del ordenador. Las que más destacan son aquellas que aparecen en el cielo y, a veces, me surgen dudas de si habré quitado una mácula o un ave volandera que por allí pasaba. En algunos casos en que el cielo se llena de motas y pelos la solución drástica consiste en reducir cielo, pero eso no se puede hacer cuando quieres que el cielo sea protagonista.

Después de mi viaje con el Imserso en enero de 2012 pude terminar el relato de Portugal 2007, casi cinco años después de realizado. Tenía ganas de comenzar este relato del Sur pero, por primera vez, en los viajes que he venido realizando con los jubilados (Matalascañas, Roquetas de Mar, Caletillas -Tenerife-, Mojacar, Albufeira –Algarve), me reclamaba la necesidad de contar mi última estancia en Tenerife, en Puerto de la Cruz. Lo acabé de contar y para mí fue especial; lo podéis ver a través de Google en mimserso.blogspot.com

Ya tengo escaneadas las diapositivas del Sur y Murcia, los mapas que utilicé, algunas postales, los sellos que fui obteniendo por el camino, a modo de credencial, y algún otro documento que quiero incorporar al blog; así que hoy, Jueves Santo de 2012, empiezo a relataros mi camino a pie de 2008 por tierras andaluzas y murcianas. Este camino casi se tiene que acabar nada más empezar, como ya veréis.

Para poder hacerlo, he precisado la ayuda del personal y de los medios de KZgunea; desde el inicio, mi agradecimiento a Ioana, Maitane y Alexandra. Y ya que estoy en este capítulo, recojo mis apuntes de la presentación de este camino del Sur en el Amaia KZ irunés el 26 de febrero de 2009:
“Arratsalde on denori. Mila ezker etortzeagatik. Espero que disfrutéis con la proyección y con el coloquio posterior. Agradecimientos: A Javier García y, en su nombre, al Ayuntamiento de Irun, por su invitación. A las personas que me animáis a seguir caminando. A mi familia, pues son felices viéndome feliz. A la Organización del Camino de Santiago, que me permitió iniciar mi andadura con poca preparación. A DUCK, que me arregló gratis las cremalleras de mi mochila pequeña. A todas las personas que fui encontrando en el camino. A Peio Urtzegi, por sus orientaciones en fotografía y a la AFI, por permitirme proyectar una selección de las diapositivas. A Gerardo García por su ayuda en la primera proyección y a Cristobal y a Alicia, que me los encontré en Costa Natura y que me ayudaron a la hora de recoger. A Amparo Blanco que regó mis plantas en mi ausencia. A Txema Elósegui por su viaje al Sur de Argelia 2004-2005 y a Carlos Iglesias, ambos estuvieron en esta casa y les debo mucho. Como estuve con los dos en Madrid, camino de Huelva, empiezo con ellos el reportaje de diapositivas.” Al llegar a Madrid les veréis charlando en Atocha.

Y para finalizar la introducción, voy a hacer un paralelismo imposible con otro viaje realizado a pie entre el Caribe y Tierra del Fuego, durante tres años y medio, por Román Morales, libro que me recomendaron en 2007 en Aguçadora (Portugal) y que acabo de terminar de leer a primeros de abril de 2012. Es un viaje mucho más peligroso que el mío, con mayores riesgos para la salud y mucho más exótico y que hace empequeñecer mi camino (que tampoco yo lo considero grande), pero puede servirme para hacer algunos comentarios. Es un libro que me ha gustado y que recomiendo leer. Lo conseguí en préstamo en la Biblioteca de Lezo y lo devolví el día 3 de abril de 2012. Presento el resumen, lo que a mí me ha impactado como para comentar:

MORALES García, Román (Santa Cruz de Tenerife, 1962)
Buscando el Sur (1995)
Ediciones La Palma. Madrid 1999
Biblioteca Municipal de Lezo (Terminado de leer el 03.04.12)

Este libro me fue recomendado en Portugal en verano del 2007 (19.07.07) por el surfista Ricardo, que había trabajado durante años en Canarias, en agencia de viajes. Antes de ir a comer en Aguçadora Futebol Clube de Aguçadora, ya muy al norte, cerca de Fão, Ricardo, al oírme hablar de mi viaje, recordó este libro y me lo recomendó, pensando en que me gustaría.
Previamente, yo había sido recriminado por un portugués por estar desnudo en aquella playa que, no siendo de nudismo autorizado, ni tolerado, en ella había más gente desnuda como, por ejemplo, Ricardo. Pero yo le pillé a huevo, cuando salía del agua y con Ricardo y con los otros no se metió. Me enfadé mucho con el portugués, que se quejaba de que había niños (Los niños aprenden lo que se les enseña y si se les dice que estar desnudos está mal, o es pecado, aprenden algo incorrecto, ya que es algo muy saludable), y me habría gustado que Ricardo me hubiese apoyado, pero todo no puede ser.
Ricardo estaba con una amiga, Sylvia, nacida en París, aunque de padres portugueses. Él habla muy buen castellano, debido a su larga estancia en Canarias. No le gusta nada su trabajo como guía, ya que los viajes que se programan son poco innovadores y hay muchos clientes bastante insoportables. Cuando él se va con la tabla a surfear, yo me quedaré un rato hablando con Sylvia, que está leyendo una reliquia de libro de cocina con consejos para ser una buena ama de casa; se lo ha dejado la madre de Ricardo ¿Intentará barrer para casa? De todas formas, entre Ricardo y Sylvia no parece haber compromiso de futuro alguno.

Después de publicar en Internet mi blog de Portugal, me dedico a buscar el libro. Sólo está en Lezo y en Durango, así que tengo clara la elección. Pero en Lezo está prestado, represtado y no devuelto y, cuando voy a Barcelona para estar con mi amiga Luisa, lo busco entre los libros de segunda mano. No lo encuentro. Y, al volver a Irun, el 19 de marzo, lo voy a coger a Lezo y me lo prestan hasta el 3 de abril (dos semanas). No sé si lo terminaré a tiempo o lo tendré que renovar.
Hecho este largo preámbulo, vayamos con el libro.

Dice en la solapa que Román “Cursó estudios de capataz en la escuela agrícola de Tacoronte (Tenerife).” Caminó por sus islas Canarias y, con 20 años, en 1982, descendió el Amazonas de Iquitos (Perú) a Manaus (Brasil). Ahora el viaje que nos narra va desde el Caribe colombiano a Tierra del Fuego (Argentina). En alguno de los momentos de este viaje que duró tres años y medio, dice que tiene 27 años. El libro lo empezó a escribir con 31 (julio de 1993) y lo terminó en diciembre de 1994. Se publicó por primera vez en 1995, el año que cumpliría 33 años.
Vemos que es joven y se permite el lujo de llevar entre 20 y 30 kilos de peso (en un momento en que tiene que cargar siete litros de agua). ¡Qué bestia! Cuando empiezo a leerlo, tengo que dejar en la mitad El General en su Laberinto de Gabriel García Márquez, que narra el descenso del río Magdalena hacia su desembocadura en el Caribe, en los últimos días de Simón Bolivar. ¡Qué casualidad! Román empieza ascendiendo el río Magdalena; muchos, muchos, años antes se habría encontrado con el Libertador de América que, en este viaje, vuelve derrotado por la vida.
No todo el viaje lo hace andando (aunque él lo afirma en 574), puesto que coge guaguas, coches desvencijados y algún animal de carga (¿Habré leído mal?). Además repite caminos, avanza y retrocede para alcanzar altas cotas andinas que le atraen. El Salar de Uyuni lo pasa al segundo intento. Le viene su padre a visitar y, con él, repetirá recorridos. Le visita su amigo Josema y, con él, volverá al Colca. Así se alarga el tiempo hasta tres años y medio. En general es bien recibido, tanto por autóctonos, como por descendientes de otros canarios que emigraron a América.

Selección de frases para comentar:
(23) Me entero de que Lucha es Luisa; así que Lucho, será Luis (Gatica, Herrera).
(33) “En mi libreta de notas escribo:
Diez de marzo de 1988, por fin me he puesto en marcha. A las ocho de la mañana tomé la carretera principal que comunica Santa Marta con Ciénaga. El morral pesa veintidós kilos, ¡una barbaridad! (…) a partir de hoy dejo de pertenecer al común de los hombres. Soy caminante, eso me provoca un legítimo sentimiento cósmico.” (En 1988 cumple 26 años). Se ha liberado de “…las responsabilidades verdugas que cercenan el alma libre.”
Mi comentario: Comparto con él que son muchos kilos. Yo he conseguido reducir a siete. Es cierto que, al caminar, se está de otra forma en el mundo, mucho más receptivo, más intuitivo, como más perteneciente al mundo, a la naturaleza. No sorprende que Román lo mencione como un “sentimiento cósmico”. Algunos lo aplican en sentido religioso al Camino de Santiago, pero no se trata de ese camino concreto, es válido cualquier camino para sentirlo.

(147)  “…caminar me proporcionaba una vivencia diferente, una proyección única de libertad y camino (…) Caminar un continente a pie era algo más que transcurrir como un mecano; caminar era entrar en el dolor de la gente, en la sonrisa y en las creencias de la gente, en el silencio de los pueblos olvidados, era tomar conciencia de mis propias y estúpidas paranoias metafísicas cuando me daban pan y abrigo aquellos que no tenían pan ni abrigo.”
Mi comentario: Además de la sensación de libertad que se percibe en el camino, Román añade “entrar en el dolor de la gente”. Quizás su experiencia con los pobres de América le haga ubicarse en su dolor, pero es necesario dolerse con el otro y, añadiría, reír también con él, en un plus de empatía y amor. Los que menos tienen son los que más dan.

(147-148) “…después de muchos hongos y supuraciones, mis pies eran tracción pura y sin sufrimiento. Esto era importante porque mientras ellos hacían su trabajo yo podía dejar volar mi espíritu por las cornisas de los cerros, por los estranguladores barrancos, sabiendo que ellos, mis pies, de un modo casi independiente, me transportarían hasta Tierra del Fuego si el nómada que me cosquilleaba por dentro no dejaba de sostener su alfanje por todo lo alto.”
Mi comentario: He visto pies llenos de llagas y rozaduras, pies que obligan a un cuidado diario, continuo, que no hacen disfrutar al caminante, pues merman atención a lo más bonito e importante del camino. Yo puedo viajar con sandalias y mis pies se sienten liberados, como se siente libre todo mi cuerpo; mis pies me permiten olvidarme de ellos. Me congratulo de mi suerte. Reconozco que el tipo de viaje de Román, por las selvas de Sudamérica, requiere botas.

(229) En la parte baja del acantilado, cuando le pillaba la marea alta.”Allí permanecía náufrago por una(s) horas, hasta que la marea cedía y podía volver a caminar por la arena. Caminaba desnudo en aquel espacio de luz y resplandores. Era época de estío, verano austral que dominaba las playas interminables. En el morral transportaba fruta seca, limones y a veces hasta siete litros de agua. El desierto era duro de caminar pero el mar entraba en mí con su fuerza festiva y eso me mantenía eufórico. No siempre caminaba exactamente la orilla de la mar, pues de pronto se podía levantar una cadena de cerros junto a éste y era más cómodo progresar por el interior perdiendo contacto por unos días con el gran océano.”
Mi comentario: Si ya caminar te hace sentirte libre, desnudo supone un extra de libertad y si lo haces por la orilla del mar y te vas dando baños a menudo, el goce es total.

(230-231) “En el diario de viaje escribo:
Estoy robustecido, vuelvo a creer en el camino. Esta mañana comencé a caminar desnudo sobre la playa. La maresía vaporosa regaba el aire y el sol se iba alzando poco a poco sobre la costa. ¡Qué bueno es sentir la arena mojada en la planta de los pies! No hay un habitante en esta sutil línea en que la mar y el desierto intercambian sus secretos. La ola llega muerta a mis tobillos y una cálida temperatura de media mañana comienza a cosquillear en mi cuerpo. Los rayos tibios me encienden los poros resecos de la piel. Me baño en el Pacífico: toda la mar para mí, toda la playa para mis sentidos. Continúo viajando hacia el sur. La sensual acupuntura solar me excita el cuerpo, que se va llenando de un inexplicable placer que va creciendo, creciendo, creciendo…
No pienso en ninguna mujer, muchas veces me olvido de mi condición masculina en este periplo continental pero, sin embargo, hoy la costa es una sabrosa mujer, costa voluptuosa llena de arena sexual y rompiente apasionada. Me miro el miembro y compruebo que ha entrado en una erección inevitable.
Estoy super excitado y siento el deseo de copular con esta costa afrodisíaca. Las colinas de arena son sus senos, la mar su flujo interno, la colonia de algas sobre la que me recuesto es el mullido pubis que me recibe. Comienzo a masturbarme lentamente y me revuelco de gusto. Estoy haciendo el amor, ¿con quién?... con ella, con la costa. Jadeo con todo lo que de potencia da mi garganta y acaricio mi cuerpo lleno de gotículas que la mar se encarga de embadurnarme. ¡Qué exquisita temperatura! Quiero eternizar este momento en que estoy amando sexualmente a esta naturaleza plenaria. De pronto, empiezan a pasar miles de gaviotas por encima de mí. Las veo aletear a veinte metros sobre mis ojos. Se dirigen hacia el norte. Es inmensa la bandada y sólo veo alas y más alas moteando de plumas el cielo azulísimo. Continúo la maravillosa masturbación, no quiero terminarla, deseo seguir el coito inverosímil con esa hembra marina llegada hasta mí con sus muslos salados y su amplio abrazo. El orgasmo cae sobre la tierra entre el feroz grito que libero. Es larga su electricidad fascinante, larga y profunda… ha logrado besarme el esqueleto de la soledad con su boca sabor de peces. Jamás he sentido mayor placer. Duermo semienterrado en las arenas calientes y en el sueño me voy del mundo, flotando como en líquido amniótico. Cuando despierto es mediodía: unos cangrejos colorados palpan con sus tenazas exploradoras el semen que dejé sobre la playa. Me doy un baño bautismal en las frías aguas del Pacífico y reanudo la marcha… solo.”
Mi comentario: Una rectificación tonta: El orgasmo no cae sobre la tierra, cae el semen. Román es joven, se puede permitir contar una masturbación casi exultante. Está justificada por la necesidad. A lo largo del viaje ha narrado su gusto por las mujeres y, siempre que tiene ocasión, parece que practica sexo con ellas. Estamos en Sudamérica y parece que allí las mujeres son más fogosas, menos prevenidas y no dejan escapar fácilmente una oportunidad como esta que se les presenta con Román, aunque esté más y más delgado y debilitado por el esfuerzo continuado. Aunque con mi edad las urgencias y necesidad de sexo no son tan apremiantes, entiendo ese deseo de comunión con la naturaleza, ese sentimiento de libertad en la naturaleza, que hace que la quieras y te sientas querido por ella; yo también lo he experimentado a menudo en mi camino.

(237) Encuentro con el padre que le ha venido a buscar al azar.
(249-250) Encuentra en la arena a tres hombrecillos que están trabajando; tres que serán cuatro. “Están desnudos, recogiendo maderos sueltos por la playa. El nudismo no es moda esnobista; el nudismo lo inventaron los pescadores y mariscadores de la playa peruana. (…) Tempranito recogemos el palangre desde la playa. Hay que tirar y tirar del interminable cabo. Viene pesado, parece que trae algo. En cada tirón los cuatro cuerpos desnudos se inclinan hacia atrás y los músculos quieren estallar la piel.” Llegarán decenas de corvinas; con dos de ellas y el limón “el cebichito está servido”. La cabeza tiene mucho fósforo, bueno para la memoria; le dicen que coma para que les recuerde.
Mi comentario: Ya sé que hay nudistas en Perú, pero sorprende la naturalidad, ya que los que llegan inmigrantes suelen ser muy pudorosos. Dependerá de lo que estén influenciados por la cultura de los pueblos conquistados a golpe de crucifijo y santo temor de Dios. Es una bonita experiencia que Román se desnude también para trabajar con ellos. ¡Cómo hay que hacer para que algunos entiendan que el nudismo no es una moda, sino el estado natural del ser humano! Cierto es que implica aceptarse y quererse a uno mismo; y hay muchos que se odian y no aceptan que otros se quieran. Es, adaptándolo, la del perro del hortelano: “ni me desnudo, ni dejo que otros lo hagan”.

(290) “Tiene usted una tendinitis en estado poco avanzado, deberá guardar al menos veinte días de reposo total y tratarse con todos estos medicamentos que aquí le receto…” (…) Ahora, en Ica, me falla la rodilla y he de descansar, sentarme en un banco de la plaza a hablar con los viejos de vainas y de amores, de historias regionales, de ese Perú lindo por el que sienten tanto orgullo.”
Mi comentario: Ante la tendinitis, los médicos recomiendan reposo. Mi experiencia es otra. Como no había hecho ninguna preparación, al salir a andar en mayo del 2006 para iniciar el Camino a Santiago por la costa, el primer día me hice una tendinitis de rodilla entre Saint Palais (Donapaleu) y Saint Jean-Pied-de-Port (Donibane Garazi), entre 30 y 35 km. Lo que más problemas me causaba era bajar las cuestas; al pasar por el Baztan, saliendo de Elizondo, me daba unos pinchazos que me hicieron pensar que debía abandonar, pero seguí andando. En Rentería, me dieron un spray mis excompañeros de trabajo, parecía que mejoraba, pero fue un espejismo. Llegué a Orio medio muerto, descansé aquella noche, pero seguí adelante. Me habían regalado, también mis compañeros, un relax gastronómico en la talasoterapia Zelai de Zumaia y allí llegué la sexta jornada y, al día siguiente, entré en el circuito de aguas y ya podía dar saltos en la piscina; me dieron una sesión en la cápsula Photom (Photomterapia) con acción específica en la rodilla, y unos sobrecitos que mantenían calor durante 12 horas, que en Deba me los sujeté en la rodilla con rodillera, que allí me compré, y a los tres días la perdí, ya no la necesitaba. Con esta experiencia, mi opinión es que el reposo es un error para curar la tendinitis, al menos, de rodilla. ¿Qué opinas Román? El lado positivo, es que no está mal guardar reposo para acercarse a hablar con los viejos del lugar.

(372) “…cuando estaba en caminata por las tierras interiores de Sudamérica nunca me faltaba con quien conversar; bastaba llegar a un pueblito para que la comunicación, ora teñida de algarabía y palabras, ora simples miradas y techo solidario, me salieran al encuentro reafirmándome continuamente en el valor que tiene para el viajero solitario la compañía humana. Pero en las ciudades pasaba el efecto contrario.”
Mi comentario: Mi experiencia es también muy solitaria a lo largo de muchos kilómetros, pero he aprendido a provocar la comunicación con bastante facilidad, con las gentes que me va propiciando el camino y lo ejercito también cuando salgo a pasear por los alrededores de mi ciudad. Tengo mi estrategia. Yo, que vivo solo, comparto con Román el valor que tiene para el caminante que va solo la compañía de otros humanos.

(393) “Corre diciembre del ochenta y nueve.” Y está en el Sur de Perú (27 años).
(394) Las botas pasan a ser humanas. “Mis pies están de luto, ellas llegaron a formar parte de su anatomía (…) abrigaban veinte dedos…” (No sabía que los canarios tienen diez dedos en cada pie; al menos Román).
Mi comentario: Lo de la pérdida de botas adaptadas al pie debe de ser muy fuerte. Aunque es menos importante, también sufrí varias pérdidas de sandalias, algunas a las que guardaba cariño después de haber sido reparadas en O Zapateiro de Noia. Tuve que comprar nuevas cerca de Algeciras, en Cartagena, y en Sant Antoni de Portmany (Ibiza). Comparto el dolor de la pérdida con Román

(396) Seguimos con las botas: “Llegaron a Quito desmembradas, con heridas insalvables, llegaron a Quito muertas (…) me cuesta un universo decirles simplemente adiós…”
(401) “Hay que salir al mundo, no como un turista famélico de reflexión, sino como un ser que a medida que se adentra más en la dimensión del dolor ajeno, duda, duda y reduda de esta envilecida organización internacional del orbe.”
Mi comentario: A mi tampoco me gusta el sistema de vida que nos imponen, ni los valores de la sociedad de consumo. Salir al mundo te abre puertas, te da ideas para el cambio. Yo, en mi ciudad, trato de cambiar valores. Puede que sea una utopía, pero hay que intentarlo.

(402) “Era muy auxiliador para mis parámetros culturales verificar en el altiplano una forma de vida solidaria, palabra que tenía un significado mucho más real y operativo en estos grupos étnicos que en las demagógicas tribunas políticas de medio mundo; una vida solidaria que aunaba esfuerzos tribales y en la que el individuo se sentía realizado formando parte de una colectividad, aportando trabajo en beneficio de todo el grupo que es la manera en que se realizan los seres en las sociedades rurales andinas, una especie de “comunismo” nada burocrático, un “comunismo” naturalizado desde tiempos inmemoriales que se sustentaba en el esfuerzo de supervivencia grupal.”
Mi comentario: La solidaridad que implica un sistema comunista se considera inviable. Se dice que el ser humano es egoísta y persigue el enriquecimiento personal y, con este razonamiento y que los países comunistas demostraron el fracaso del comunismo, nos llevan hacia el liberalismo que nos ha llevado, con los neoliberales, al fracaso del sistema capitalista. Los países comunistas no practicaron el comunismo, sino que practicaron un totalitarismo. Comparto con Román la utopía que nos lleve a la solidaridad dentro de la comunidad (Comunismo), única forma de que los pueblos progresen y recuperen valores perdidos. Yo creo que en Sudamérica, Dios ayuda poco y, en los países musulmanes, Alá igual o menos.

(407) 31 de diciembre de 1989 (27 años).
(419) “Meto en el morral gofio de quinua…” (Yo pensaba que sólo se podía llamar gofio al hecho con harina de maíz, el que hacéis los canarios).
(426) “Han pasado casi dos años…” (Así que salió en los primeros meses de 1988. Coincide con lo dicho en la página 33: Marzo de 1988).

(450) Collas son los habitantes de Humahuaca: “…acá se practicó hasta hace no mucho el empenamiento, eutanasia indígena que se realizaba quebrándole la espalda al desahuciado…”
Mi comentario: En el taller de Libro-forum de Irun, leímos hace unos meses: La Acabadora de Michela Murgia, libro que también recomiendo, que desarrolla la acción en Cerdeña. Allí Bonaria, una institución en el pueblo, se dedicaba a ayudar a morir a las personas que se lo pedían. Sus métodos eran menos violentos que el de los Collas, pero la idea es la misma: El derecho a la propia muerte frente a la opinión de que nuestra vida (darla o quitarla) pertenece a Dios. Algunos dicen que Dios nos dio la vida, pero otros decimos que la vida nos la dieron nuestro padre y nuestra madre en un acto de amor. Yo suelo decir que, en nuestra sociedad y en este tema, Dios son los médicos y algunos no permiten en su código deontológico, que la calidad de vida sea parte de la vida.

(458) Habla de la fiesta del bendito Cristo de la Laguna que le sirvió a un canario, el viejo Sánchez Díaz, de La Palma, para emigrar de polizón en un barco de carbón, mientras las autoridades y los guardias subían a la fiesta.
Mi comentario: En estos momentos, el Cristo de la Laguna está siendo restaurado y está apareciendo blanquito, como era en su origen. ¿Ocurrirá que los que lo han adorado siempre negruzco, ahora pierdan la fe en él?

(471) Habla de la flora traída a Chile desde Canarias: “…el drago patriarcal y el plateado cardoncillo de los malpaíses de Güimar, con la tabaiba morisca de las laderas inferiores de las islas y con los verodes de Anaga.” (Se dice malpaís en Canarias a los terrenos valdíos, desde el punto de vista de la agricultura, que deja la lava del volcán a su paso por un terreno. Yo vi, pateando el parque natural de Güimar, cardones y tabaibas).
Mi comentario: En enero de 2010 hice un bonito paseo por el Malpaís de Güimar, que es un árido vergel sobre lava negra. Este enero de 2012 vi parte de esa vegetación, bajando de Anaga por el barranco de los Batanes, desnudo. Una experiencia inolvidable que podéis ver en Google: mimserso.blogspot.com

(487-488) Contrasta el sur del que hablan Benedetti y Galeano, con la sociedad de consumo occidental. “Entretanto, los personeros del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial se reunirán anualmente para hablar de desarrollo –de desarrollo del subdesarrollo- recomendando políticas económicas y erigiéndose como los campeones de la solidaridad; entretanto, el Papa no querrá oír hablar de los herejes condones y condenará una vez más en su encíclica el follar sin fines reproductivos; entretanto seguiremos comiendo delante del televisor alternando nuestros bocados de sabrosa pizza con las últimas cifras de mortalidad infantil facilitadas por la Unesco.”
Mi comentario: Nuestra democracia es pacata, elegimos a nuestros representantes en el municipio, en la Comunidad Autónoma, en las Diputaciones y en el Estado, pero ¿quién elije al FMI y a los gerifaltes del Banco Mundial?, que son los que toman las decisiones. La democracia más eficaz es la que se ejerce a nivel local, puesto que podemos exigir de cerca a nuestros ediles electos, el cumplimiento de los compromisos de su campaña electoral pero, en este momento en que ha hecho crisis el sistema capitalista, quien domina de nuevo es el poder económico. Quizás lo más positivo de esta crisis sea, la posibilidad de recuperar valores de solidaridad que se habían perdido. El Papa, con su mentalidad divina, ayuda bien poco a los humanos y, algún día, la Iglesia pedirá perdón por el daño que está haciendo, principalmente, en África. ¿Qué lecciones va a dar en Cuba? En cuanto a la televisión, os diré que no me adapté al TDT y, al no poder verla en casa, tengo más tiempo para poder hacer este blog, para leer y para pensar.

(500) Alcohol. “Es cierto que el alcohol ha sido un instrumento más, utilizado para el sometimiento social de los pueblos indígenas; es cierto que el alcohol tiene tarada la autoestima del pueblo indígena frente a las clases dominantes; Es cierto que el alcohol deja los cuerpos patéticamente regados por los caminos de la América india, pero después de vivir estas intensas explosiones de humana fraternidad, creo que el alcohol es también un paladín de escape de la realidad marginal, un paladín por el se estimulan las tradiciones, la solidaridad ancestral y ese amor de todos y para todos que tan bien sabe ocultar la sobriedad.”
Mi comentario: Creo que aciertas al decir que tomar exceso de alcohol es el medio que utilizan los desheredados del planeta como medio de “escape de la realidad marginal”. A los musulmanes se les prohíbe el alcohol (una más entre tantas muchas cosas que se les prohíbe, también estar y verse desnudos unos a otros). Creo que, en la justa medida, sin llegar a emborracharse y perder el sentido, el alcohol favorece “…la solidaridad ancestral y ese amor de todos y para todos…”  Como decía Aristóteles, todos los extremos son malos o, en el justo medio está la virtud.

(500-501) Poesía: algunos versos.
si no tiene canción el plato que me sirven
si pierdo al niño que me asiste de globos y cometas”
“pero si doy un salto ágil para alcanzar la nube
y puedo permitirme el lujo de pertenecerte, mundo,
entonces… entonces sí, ¡camina nomás hermano!”

(524) “Cuando un camino se hace senda, comenzábamos a inquietarnos; cuando la senda se tornaba en hilito todavía libre de vegetación, nuestra expresión de duda comenzaba a dramatizarse; cuando el hilito se evaporaba misteriosamente, era muy probable que todo estuviera perdido y que la muralla de colihues, quilas y enmarañada fucsias que forman los estratos inferiores del bosque nos convidaban al sacrificio primero, al suicidio después, a la renuncia finalmente. Entonces no quedaba más remedio que desandar el camino con la cabeza gacha como pidiéndo[le] perdón a los árboles por nuestra osadía exploratoria.”
Mi comentario: Román nos habla de la selva, de la jungla. Yo lo puedo hacer en pequeño. Como contaré uno de estos días, en verano de 2008, de camino entre Tarifa y Algeciras, tuve una experiencia similar que me dejó sin posibilidad de alcanzar la meta. Unas aulagas me fueron cerrando la senda de un camino que comenzó magnífico, en un paisaje genial con el estrecho de Gibraltar y África al fondo. Una falla entre dos aulagas casi acaba con mis huesos en el fondo del precipicio (poco antes había roto, definitivamente, las sandalias arregladas en Noia); de allí pude llegar a un acuartelamiento militar y acabé durmiendo en Pelayo, en la calle, a la puerta de un albergue en el que pernoctaban, con más derecho que yo, inmigrantes ilegales africanos. No contentos con ello, a las tres de la madrugada, llegó una pareja de la Guardia Civil para despertarme y preguntar qué hacía allí; me supongo que llamados por los responsables del albergue, temerosos de que pudiera ser un delincuente. Si tú Román te describes con muy mala pinta en alguno de los tramos de tu camino, me supongo que yo no te voy a la zaga y más siendo un sesentón. El año pasado, 2011, en que di la vuelta a las costas de las Islas Baleares, pasando de la bahía de Alcudia hacia Bethlem, hacia el este, estuve hora y cuarto sin poder salir de entre matorrales, después de ir por un camino, que se volvió senda y que desapareció. Subido en arbustos amables fui viendo el lugar por el que venía un camino y, con esa orientación, conseguí salir. Yo, normalmente, duermo en saco en playas, pero esa noche acabé durmiendo en Artà, en casa de una prima del rey Juan Carlos, una grande de España; historia que ya contaré cuando le llegue el turno. En Mallorca, en la Serra de Tramuntana, siguiendo un camino recomendado, me encontré con una valla privada que no me dejó continuar, por un camino con servidumbre de paso que, su propietario, se negaba a abrir porque sus burros se estresaban de ver pasar a tanta gente. No sabes la rabia que me dio tener que retroceder más de cinco kilómetros. Para eso, Menorca, con su camí de cavalls y su camí litoral es genial para llanear por sus preciosas costas. Todos los caminos, que pasan por propiedades privadas, tienen servidumbre de paso que se respeta. Aunque después de patearte los Andes, supongo que Menorca, y tus tierras canarias, tendrá poco atractivo para ti.

(524) “Su mujer nos sirvió varios tazones de leche fresca, pan recién horneado y mermelada casera de mosqueta elaborada a partir de los frutos de un rosal que se encuentra asilvestrado en los campos chilenos.” (En Canarias se comercializa sola y también en mezcla: rosa mosqueta y aloe-vera).
Mi comentario: ¡Qué rico sabe todo lo que te dan cuando necesitas comer!

(574) “…digamos que soy un turista especial, detesto los vehículos y siempre viajo a pie.” (Revisar lo dicho al inicio).
Mi comentario: Como ya devolví el libro, no lo puedo comprobar, pero creo recordar que, en algún momento, cogiste alguna guagua para hacer algún traslado y también hablabas de algún coche que parecía más chatarra que otra cosa. Yo, a veces, he pecado en exceso de escrupuloso y me he negado muchas veces a montar en vehículo, incluso en recorridos que luego iba a repetir. Antes de llegar a Tierra del Fuego, un burro te llevó el morral ¿Me puedes confirmar o negar lo que digo? Si estoy equivocado, lo corregiré.

(579) En la parte final de Chile se encuentra con un circo que regresa, están perdidos y Román les regala su mapa y les confirma que van por buen camino. Ellos agradecidos le ofrecen mujer (la mujer más gorda del mundo) y dinero y él les acepta un número de malabares. “El domador, respetado jefe del clan, da las oportunas instrucciones y al cabo aparece el equilibrista vestido con un traje de lentejuelas multicolores y una chistera sin tapa superior.  Este número se lo dedico al “caminante del sur”-dice- y, comenzando a lanzar los bolos al aire, dispara el improvisado espectáculo. La nieve cae sobre esta escena del camino mientras el niño de las mil caras empieza a estornudar y el payaso se reacomoda su pelirroja peluca desmesurada.”
Mi comentario: Román, me encantó que pidieras ese regalo y que la nieve lo embelleciera.

(580) “…¿qué hacer ahora que parecen terminarse los caminos?... sobre la marcha habrá que inventar nuevos sueños…”
Mi comentario: Suele ser el momento clave del viaje. Me siento feliz porque he culminado el proyecto y triste porque se ha acabado el camino; triste porque tengo que volver a casa, a la vida de todos los días y feliz y deseoso de ver a mi familia: hermana, hijas, yernos y cuatro nietos varones, a los que adoro, y a tantos amigos que me preguntan por cómo me ha ido el viaje; preguntas que me hacen volver a vivir todo lo caminado y vivido, como vuelve a ocurrir ahora que lo vuelvo a narrar.

(582) “…la muerte de un camino es la flor inicial de otra nueva andadura…”
Mi comentario: Mi siguiente camino será diez meses más tarde, puesto que sólo camino en verano. Mis otros viajes suelen ser más convencionales: Noviembre, balneario (por ahora llevo cuatro noviembres encontrando plaza) y Enero, Imserso. Después de la vuelta a Baleares había pensado en dar la vuelta a Canarias, pero los viajes entre islas me parecieron tan caros, que dejaré Canarias para viajes con el Imserso. Este año me lo pasé genial en Puerto de la Cruz, como comprobarás si entras en mi blog, y disfruté bajando en bolas Los Batanes. A ver si podemos coincidir algún día en tu tierra y me enseñas Tacoronte y su flora arbórea y arbustiva. Este próximo verano tengo intención de salir andando desde casa, con mi mochila, hacia Bélgica, por la costa francesa.

(583) “No hay más patrocinador en mi viaje, no hay distingo publicitario. Sólo la acogida de hombres que el mundo entero no tiene en cuenta, mis mal alimentados hermanos, aquellos que me imantaron, que me albergaron sin conocerme, que me abrazaron y propulsaron. A ellos me dirijo en este minuto henchido de reconocimiento. Hombres y mujeres que me reanimaron después de agotadoras jornadas de camino, que libremente depositaron algo de ellos en mi corazón sediento de comunicación.”
Mi comentario: Me gusta que seas así de agradecido.

(584) “Hermanos tremendos, a ustedes dirijo mi transparente gratitud en este momento en que debo estar feliz por haber alcanzado la cumbre de mis sueños tutelares, retribución solemne y profunda. Gracias por la mano y el plato, por el techo y la palabra, por el fuego y la mirada… Ustedes deben saberlo: ¡El sur ya me pertenece!”
Mi comentario: Yo también te doy las gracias por el regalo de tu libro y te regalo lo que escribo, que lo doy gratuitamente y disfruto escribiéndolo y entregándolo.

Garafía. La Palma. Julio de 1993
Salinas de Fuencaliente. La Palma. Diciembre de 1994.

Finalizando marzo 2012 y mientras leo Buscando el Sur.
Viniendo en el Topo, un día coincido con una mujer de la República Dominicana. Le cuento el partido de balonvolea en Atenas-2004, entre las chicas Dominicanas y USA. Vencieron las primeras y me congratulé con su victoria.
Otro día coincido con un peruano y le hablo del libro de Román. Él me dice de qué ciudad costera es oriundo; pero como devolví el libro, no puedo acordarme del lugar.
Otro día, dos chicos, camareros de un restaurante de Chicago en vacaciones, nacidos en USA y de abuelos alemanes, que ganan bien y que se llaman Kortland y Jared, me recomiendan dos autores viajeros: Tim Cahill y Bill Boyson (Como no estén traducidos, será inútil la búsqueda). También se interesan por el libro de Román Morales, que estoy terminando de leer, y me preguntan por Saint Jean-Pied-de Port; ellos van hacia Baiona y yo les digo que hay un tren que sale de allí hacia ese bonito pueblo y que debe ser un tren muy pintoresco. No sé lo que harán.

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